Foto cedida por María Isabel Torrejón, fechada en el año 1948 (Más de 60 años) en la que aparecen los "tablaos" en el atrio. Su padre, Joaquín Masa Torrejón, frente a la vaca.
Ya se respira el ambiente taurino en la Puebla y Villa de Guadalupe. El evento popular más deseado por muchos vecinos y foráneos que gustan acercarse estos días a nuestro pueblo a disfrutar de las que son las fiestas populares profanas por excelencia de nuestra localidad.
Este año de nuevo con polémica, surgidaa raíz de la publicación de un post en la página del Monasterio de Guadalupe titulado «El atrio no es para eso» firmado por su guardián Antonio Arévalo, y del que se hizo eco la prensa regional, sobre la idoenidad o no de ubicar estos festejos en la plaza y en el entorno del Real Monasterio, por lo que supone de «atropello». Sin duda palabras que no suscriben en absoluto la mayoría de vecinos y que han incendiado de nuevo el debate sobre si se sacan o no estos encierros fuera del lugar en el que desde siempre se han celebrado, salvo en alguna ocasión excepcional, desmerecida y nada que ver con el coso de la plaza del pueblo. En fin… otra disputa más entre los frailes y el pueblo, que comparto en algunos aspectos y en otros no.
Parece ser que a las polémicas de siempre (antimaltratos, suciedad y malos olores, etc…), las surgidas en años anteriores por la falta de tino con las fechas de su celebración y esta última, no impedirán la colocación de nuevo de «sogas y cachivaches de corral» , tal y cómo se vienen celebrando con gobiernos de todos los signos y condiciones. Y es que Guadalupe entiende los festejos taurinos como su fiesta popular, es decir «perteneciente o relativa al pueblo», y eso tiene ciertas connotaciones de sentimientos, emociones, de pertenencia y de invulverabilidad, que la dotan de fortaleza contra la que nadie se atreve a combatir, y menos desde una posición institucional de ámbito local.
Lo cierto y verdad es que de nuevo Guadalupe se vestirá de fiesta y sus vecinos (niños, jóvenes y mayores) se echan a la calle para disfrutar de esta tradición de décadas, que goza -si no recuerdo mal- de un presupuesto de 40.000 euros por parte del Ayuntamiento de Guadalupe, al que se suman las colectas que se recogen por parte de los integrantes de la Comisión de Festejos y que permiten la organización de un programa taurino para todos los gustos, o al menos eso es lo que entiendo yo se pretende. A destacar la exposición de fotos en el Centro Cultural que nos permite hacer un recorrido por la historia de esta fiesta y que ha puesto en marcha Alberto García Domínguez, «Chipi», uno de los grandes aficionados de la Puebla.
¡Felices fiestas a todos y que cada uno disfrute de ellas en la medida en que pueda!