En unos días, exactamente el próximo jueves, día 22 de agosto, comienzan en Guadalupe los festejos taurinos. Una fiesta que tiene un importante arraigo y que viene a ser en la práctica la fiesta «del pueblo» más importante de las que se celebran en nuestra localidad, sin desmerecer a las de septiembre -las patronales- que tienen un ámbito mucho mayor y por tanto, superan el ámbito local.
Es esta una manifestación de júbilo y como todos los festejos que tienen que ver con los encierros de reses bravas no está exento de polémica, de defensores y de detractores, e incluso acaba siendo un hilo conductor de debates estériles (Que si sí, que si no…) y sin demasiado trascendencia, pues al final los morlacos acaban saliendo del chiquero, la plaza de Santa María de Guadalupe acaba convirtiéndose en un coso de barrotes y tablados y el pueblo acaba sofocando todos los fuegos de protesta y de inconformismo, y acaba desgraciadamente olvidándose de todo cuanto ha acontecido en el municipio, que no es poco, el resto del año. ¿«Panem et circenses»?
Este año, nos disponemos a celebrar esta fiesta «con cierta normalidad» y con algunas novedades con respecto a otros años. Un año más, también actuará la Banda de Música de Guadalupe, una agrupación centenaria orgullo de todo un pueblo y a la que me honra pertenecer. Lo hará a pesar de no haber recibido la subvención del año 2012 y de no haber sido mencionada en el programa oficial, porque es evidente que el interés de quienes formamos parte de ella es acompañar a nuestros conciudadanos en las fiestas y celebraciones especiales, como siempre lo hemos hecho, durante todos estos más de cien años, sin afanes especiales pero con algo de orgullo que nos une y nos motiva. Por cierto, la Banda siempre tocaba cuando el Ayuntamiento ofrecía un aperitivo de la carne de las reses al pueblo. Ahora, nos sutituyen unos Mariachis. Todo cambia y evoluciona, hasta las tradiciones.
¡Qué Dios reparta suerte a los toreros que corren las reses! Y al resto, mucha felicidad y paz en estos días de encuentros, de jolgorío y de hermanamiento.