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Templete

EL DUENDE DE GUADALUPE

Foto: Templete mudéjar del Real Monasterio de Guadalupe. (www.monasterioguadalupe.com)

Comienza septiembre y eso en Guadalupe es sinónimo de espiritualidad, de peregrinaciones, de fiestas patronales y de muchas vivencias, que forman parte del legado personal y colectivo de este pueblo.

Hace casi cinco años el periódico Extremadura, me publicó el artículo de opinión titulado «El duende de Guadalupe», el cual quiero traer de nuevo a este espacio, porque creo sinceramente que tiene pleno vigor, especialmente en Guadalupe, donde posiblemente la gente no manifiesta su Fe pero en el fondo, todos somos fieles defensores de nuestra Morenita, cada uno a su manera. Este es el contenido del mismo:

Tarde de paz y alegría/bullicio de peregrinos/plegarias entrecortadas/en las calles y caminos. Esta estrofa escrita por el franciscano Sebastián García marca cada día, y durante nueve jornadas, el comienzo del tradicional novenario en honor a la Patrona de Extremadura, celebrado en el monasterio de Guadalupe, centro espiritual y religioso, que estos días especialmente se viste de gala para recibir a miles de personas movidas por la devoción y la fe a Santa María de Guadalupe, la Morenita de Las Villuercas.

Como guadalupense y extremeño no podía dejar escapar la ocasión para escribir algunas palabras sobre percepciones, emociones y también sentimientos que durante estos días afloran en este rincón de Extremadura, y que envuelven a este pequeño pueblo cacereño de un misticismo excepcional, difícilmente de expresar con adjetivos o con alguna metáfora o símil adecuado, sin correr el riesgo de no ser comprendido o de banalizar en exceso, lo que sin duda es extraordinariamente relevante para muchas personas.

A pesar de que corren malos tiempos para las creencias religiosas, de que existen movimientos sociales en contra de ciertas prácticas y que hay quien se empeña en ejercer la confrontación radical y desmesurada contra la Iglesia católica, manifestaciones populares como las que en estos días se viven en Guadalupe ponen en evidencia ciertas tesis, y más bien parecen fortalecer lo que supuestamente está de capa caída. La devoción y el fervor a esta imagen forman parte de la historia reciente de Extremadura, de la fe y religiosidad de muchos extremeños y extremeñas, pero también de otros lugares de España y del Mundo. Sólo hay que darse una vuelta estos días por la Puebla para comprobar la dimensión espiritual y el alcance de este Santuario, percibir el ambiente que inunda sus calles y caminos de peregrinación que confluyen en ella, y con ello poder afirmar con rotundidad que Guadalupe y lo que representa tiene mucha vida, duende y es parte inseparable de la identidad regional.