Hoy alguien me decía con mucha insistencia que no comprendía cómo era posible que ofreciese tanta información en las redes sociales y que encima, me expusiera a los comentarios de la gente sin ningún tipo de moderación o filtro alguno. Mi respuesta era muy sencilla: hoy día la comunicación política y la relación con los ciudadanos pasa necesariamente y en un gran porcentaje de tráfico por estas vías digitales. Hasta los políticos más poderosos que tienen muchos medios de su lado se han sumado al Twitter, al Facebook o al Instagram. Resulta curioso cómo los políticos emiten sus mensajes a la ciudadanía en 140 caracteres y como hasta debaten con sus adversarios por estas autopistas de la comunicación. El mundo ha cambiado y sigue cambiando a una velocidad de vértigo, aunque aún haya quien no se haya enterado.
Siempre utilicé la red como un espacio de comunicación con la gente. En el año 2007 ya tenía mi blog y fui de los primeros que usaron Facebook o Twitter. No podría desaprovechar precisamente ahora esta potente herramienta que me une a la gente, aunque pueda parecer que es un riesgo o un arma de doble filo. Nada más lejos de la realidad.
Por tanto, mi permanente invitación al diálogo, al debate y a la participación directa, sin complejos y sin censuras en estos espacios digitales que invaden nuestra vida. Claro está, siempre desde el respeto y unas mínimas normas de tolerancia hacia el otro. La comunicación política y la escucha activa a través de las redes sociales siempre nos enriquece y nos ayuda a crecer, aunque a veces no nos guste lo negativo. De todo lo que se sabe o se conoce se aprende, de lo que se oculta jamás. Es la denominada política 2.0.
Y algo muy importante: en las redes sociales, más aún si cabe, se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
Hasta mañana.