La normalidad ha sido la tónica dominante de este penúltimo sábado del mes de las flores, mes en el que tradicionalmente los niños y niñas de Guadalupe «ofrecían» sus flores a la Virgen al final de la última misa de cada día. Al parecer y según palabras de nuestro párroco, Manuel Tahoces, lanzadas ayer al final del funeral de nuestro vecino Nicolás, algo ha cambiado para mal en esta tradición que tenía cierto arraigo en nuestro pueblo. Al parecer, quince años atrás, cuando él mismo fue el responsable de nuestra Parroquia, esta actividad era mucho más -nunca mejor dicho- floreciente.
El caso al que me refiero podría aplicarse a otras costumbres y tradiciones en nuestro pueblo, antaño boyantes y prósperas, y hoy anecdóticas e incluso al borde de su extinción. Creo que un pueblo no debe renunciar a sus tradiciones bajo ningún concepto, sean del tipo que sean. Cada comunidad tiene su propia identidad cultural, propia y auténtica que la hace diferente. Esto es en mi opinión, un aspecto que deberíamos tener en cuenta. La música, la artesanía, las romerías, las fiestas y cualquier otro tipo de manifestación denominadas «intangibles» forman parte del ADN de un pueblo y no habría que permitir que ninguna mutación, del tipo que sea, lo cambiase. En este tipo de cuestiones e proceso se ve venir y cualquier pérdida ocurre con antelación, como si de una crónica de una muerte anunciada se tratase. En nuestras manos está, mirar para otro lado o por el contrario coger al toro por los cuernos y anticiparnos a los hechos.
Fijaros si esto es importante que la propia UNESCO reconoce a estas manifestaciones como «Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad», que en una a Convención en el año 2003 lo define del siguiente modo:
«Patrimonio cultural inmaterial significa las prácticas, representaciones, expresiones, conocimientos y habilidades – así como los instrumentos, los objetos y artefactos, los espacios culturales asociados con los mismo que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como parte de su legado cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, transmitido de generación a generación, es constantemente recreado por comunidades y grupos en respuesta a su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, y les proporciona un sentido de identidad y continuidad, promoviendo de este modo el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana. Para los fines de esta Convención, la consideración se concederá únicamente al patrimonio cultural inmaterial en tanto sea compatible con los vigentes instrumentos humanos de derecho, así como con los requerimientos de mutuo respeto entre comunidades, grupos e individuos, y a un desarrollo sostenible» .
¿Conocéis algún Patrimonio Cultural Inmaterial guadalupeño en peligro?
Buenas noches.
Foto: Ofrenda floral Día de las Guadalupe (http://damassantamariadeguadalupe.blogspot.com.es)