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PS

Moción más que necesaria

Ayer conocimos el desenlace de una de las operaciones de corrupción más relevantes, seguramente la que más, de las que han acontecido en los últimos años. Un final judicial que concluye con una sentencia contundente que compromete seriamente a uno de los partidos más importantes de este país y que además tiene la responsabilidad de gobierno.

Son ya demasiados relatos, demasiados implicados, condenados, imputados, sentenciados… que ponen en serias dudas el juego democrático, el papel de la política como herramienta transformadora de la sociedad y la regeneración de esta, tras el vendaval de casos y de una historia negra que –tras los hechos de ayer- atraviesa todas las líneas rojas.

Ayer tuve ocasión de enviarle un mensaje a Pedro Sánchez, el secretario general del PSOE, en el que milito y al que también represento como Alcalde de Guadalupe. En ese mensaje le decía que le animaba a presentar la moción de censura y que era el momento para ello. Algo que finalmente ha ocurrido.

Está claro – y así lo entiendo yo- que tras los hechos de ayer ha llegado el tiempo de utilizar todas las herramientas que la democracia pone en nuestras manos para poder cambiar el rumbo de la situación en la que vivimos y sobre todo intentar desalojar de las instituciones a un partido que ha sido condenado desde la Audiencia Nacional, afirmándose con rotundidad que este partido se ha financiado con una caja en B.

No todos los cargos orgánicos de ese partido son corruptos, y la mayoría de su gente son decentes, pero resulta obvio que los casos se multiplicaban y se acumulaban en los últimos años.La sentencia de la Gürtel ya ha sido la gota que ha colmado el vaso.

Ha llegado el momento de que cada cual se retrate y de que los ciudadanos tomen buena nota de ello. Valoro positivamente el paso dado al frente por Pedro Sánchez y espero que tenga los apoyos suficientes para poder llevar esta moción a buen puerto. Nada está decidido y todo está en manos de las señorías que se sientan en los escaños del Congreso. Era lógico pensar que quien sigue al partido en el gobierno en número de votos tenía que asumir esa responsabilidad por el bien de nuestra democracia y de la política. Ahora, otras formaciones debieran aplicar la coherencia y firmeza necesarias para cumplir con la palabra dada y sumarse a esta oportunidad histórica de regeneración democrática, absolutamente necesaria y acuciante.