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Luto en la calle Logroño

Esta noche estamos de nuevo de luto en nuestro querido pueblo. Suele decirse que cuando en un pueblo fallece un vecino al resto se nos va un poquito de nuestra vida y de la historia de nuestro pueblo. Es cierto y me ocurre a menudo con esas personas con las que de alguna manera te topaste en tu vida. Hoy el destino quiso que el corazón de Nicolás Ríos, un vecino de la calle Logroño, se parase para siempre.

Quiero mencionarle expresamente porque, además de sentir mucho este hecho, tuve la suerte de conocerle un poquito y de compartir con él buenos momentos, sobre todo relacionados con su afición a la música y a la Banda de nuestro pueblo, en la que están su hijo y su nieto, ambos con el mismo nombre y apellido. Un vecino agradable, humilde, con una pasión por su familia y por los suyos. Un hombre ejemplar que estuvo siempre al lado de los suyos, en especial de la señora Rita, a la que cuidaba y ayudaba. Mi última imagen de Nicolás es tirando de un carro de la compra que representa de alguna manera su permanente lucha contra las adversidades que la vida le propició y a las que, lejos de la huida, les plantó cara, hasta que no pudo más.  También una familia discreta y sencilla, que hoy sufre su pérdida y a la que desde aquí, le trasmito mis condolencias. D.E.P.