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Luto en el Caño de Arriba

Hace unos días, cuando fallecía de manera inesperada Isabel, una vecina de Guadalupe, madre de dos buenos amigos, Pruden y Sandra, escribía en uno de mis perfiles sociales que «cuando se muere algún vecino de nuestro pueblo, se nos muere algo a todos» los que vivimos en él. Desgraciadamente la muerte no entiende de tiempos, ni de espacios, ni discrimina ni espera, siempre acecha y cuando pasa se lleva por delante la vida, sin preguntar.

El otoño es una estación afin a la muerte, propicia para que junto con la caída de las hojas de los árboles caducifolios también caiga la vida. La racha no está siendo buena, y tras Isabel han venido otras personas más, y hoy, también le ha tocado el turno al señor Juan Regadera, al que se le ha apagado la vida, tras una larga enfermedad que  finalmente se lo llevó por delante en su casa junto a la fuente del Caño de Guadalupe, la pasada noche.

Me decía Juana, su esposa y ya viuda, que mirando la foto que encabeza este post, que se hizo junto con Guillermo Fernández Vara en marzo de este año, él mismo afirmaba que no iba a poder apoyarle en las próximas elecciones, como era su deseo y es que, Juan vaticinaba su final, tal y como desgraciadamente ha acontecido.

Hoy, solo puedo lamentar profundamente su pérdida y sumarme al duelo de su mujer,  sus hijos,  sus nietos, toda su familia y también vecinos y amigos. Él, y otras personas como él,  encarnaron como pocos el espíritu de lucha, el esfuerzo y por qué no decirlo, el socialismo anónimo y sin contraprestaciones, con el testimonio de su vida que nos transmitió y que perdurará siempre.

Hace unas semanas pasé por su casa y hablé con él por última vez. En la pequeña conversación que tuvimos me animó  a trabajar duro por el progreso y el bienestar de los vecinos de Guadalupe. Si tengo la oportunidad , me dejaré la piel y no te defraudaré . Mientras tanto, te deseo lo mejor allá donde estés y sobre todo, el descanso eterno que tanto te has merecido.