Imagen: vivirsalud.imujer.com
Esta tarde calurosa de julio quiero detenerme un ratito y ocupar un pequeño espacio de este blog para compartir con vosotros algunas experiencias y vivencias que me han acontecido en las últimas semanas y que seguramente no tengan mayor interés, o quizás sí.
No sé si será o no cierto aquello de «los cuarenta para arriba no te mojes la barriga», pero comentándolo con algunas personas, muchas de ellas cercanas hemos compartido que en buena medida se cumple y si uno se abandona en algunos aspectos, acaba en el taller de reparaciones, como ha sido mi caso en estos últimos tiempos. Nos pensamos que el mero hecho se sentirse joven es suficiente, y nos adentramos en algunas empresas sumamente complicadas a partir de ciertas edades, tanto que nos hacen olvidar algunas reglas básicas -llamemóslas de la vida- que nos acaban pasando factura y en el mejor de los casos, nos avisan del peligro y el riesgo al que estamos sometidos por muchos motivos y por muchas circunstancias.
Sigo recuperándome de una dolencia en mi cuerpo que hace varias semanas llegó, no sé si para quedarse -espero que no- o para acompañarme durante un tiempo. A raíz de la misma, he comprendido que la vida sedentaria no es nada recomendable ni saludable, y que hay momentos en que hay que tomar decisiones por el bien de uno, de su salud, pero también de los que te acompañan cada día y te necesitan en cualquiera de los ámbitos en los que te desenvuelves. Espero que pronto mi vida cambie y pueda afirmar aquello de «aprendí la lección». Por mí no va a quedar y en ello pondré todo mi empeño.
Salud.