Tal día como hoy, del año 2011, miles de ciudadanos de Las Villuercas estábamos expectantes ante lo que pudiese ocurrir en el seno de la X Conferencia Europea de Geoparques, que acogía la ciudad de Oslo, y en la que se habría de decidir si el proyecto presentado por nuestra comarca para formar parte de la privilegiada red europea de Geoparques convencía a quienes debían aprobarlo o rechazarlo, previa inspección «in situ» y valoración de toda la documentación científica que acompañaba a la candidatura.
Afortunadamente para nuestra comarca, igual que para el futuro de sus habitantes, la noticia llegó, emocionó y enorgulleció a muchas personas, algunas de ellas concentradas y convocadas en la plaza de Santa María de Guadalupe para celebrar este éxito colectivo, que puso a nuestra tierra en el mapa internacional, permitiéndose que de manera insólita una candidatura presentada entrase a formar parte de este club selecto de Geoparques a la primera, integrándose en la red europea y en la red global internacional que aglutina a estos espacios de reconocimiento mundial.
Dos años después, además del recuerdo entrañable de aquella jornada (con repiques de campanas del Monasterio de Guadalupe incluido) toca reflexionar en alto, especialmente porque esta declaración tiene fecha de caducidad (17 de septiembre de 2015) y el trabajo en defensa de los logros y de los valores que atesora este territorio que motivaron su selección, han de seguir cuidándose tanto o más, y ello en buena parte será posible si se logra mantener un grado de consenso y de cooperación entre las instituciones y las personas implicadas, que logren catalizar las diferencias que puedan existir en las fórmulas de gestión establecidas y seguir ilusionando a las personas que viven más cerca del ecosistema que posibilita este reconocimiento de prestigio internacional.
Es por ello que las labores de sensibilización y de concienciación colectiva que se vienen realizando durante estos dos años son y deben ser fundamentales para acercar el Geoparque a la gente y de un modo especial para romper ciertos prejuicios infundamentados sobre los aspectos restrictivos que esta figura tiene y que aún siguen haciendo daño a este proyecto compartido que nos ocupa.
Por otra parte -en mi opinión- no cabe duda que si hay una marca territorial que nos abre las puertas a la comercialización y a la venta de nuestros productos locales, del tipo que sean, esta es el Geoparque. Si logramos aunar esfuerzos y canalizar bien las estrategias comerciales en este sentido, llámense turísticas, productos agroalimentarios, culturales, o como fuesen, estaríamos generando ese valor añadido que siempre hemos reivindicado en nuestro territorio y que ahora, parece tener una alianza estratégica fundamental.
Finalmente, creo es importante para las instituciones que existe una estrecha e inseparable relación entre el Geoparque y la región que lo acoge, Extremadura. Las Villuercas Ibores Jara, son el geoparque de Extremadura, y por tanto los argumentos anteriormente esgrimidos deben ampliarse al territorio extremeño, máxime cuando uno de los tesoros, junto a otros valores naturales y culturales, del geoparque es el Monasterio de Guadalupe, otro patrimonio mundial y referente histórico del pueblo extremeño, que suma mucho valor a esta comarca y también a Extremadura.