Comienzan dos semanas de mucho trabajo, dedicación y esfuerzo físico, a la que acompañan emociones, compromisos y sobre todo responsabilidad, la que asumí cuando accedí a ser el candidato socialista a la alcaldía de Guadalupe, conocedor de la complejidad y de la dificultad que eso entraña.
Estos días que se avecinan me servirán para poder afianzar y mostrar el proyecto que para Guadalupe hemos construido entre muchas personas. Todas ellas han participado en la elaboración de nuestro programa electoral y nos han dado lo mejor de sí para recuperar la ilusión colectiva, el orgullo de pueblo y otros valores, que no se representan con cifras ni forman parte de ningún programa, pero que se echan de menos en nuestro pueblo. Me refiero a la empatía, la igualdad de oportunidades, la cercanía o la solidaridad.
Estoy preparado amigos y amigos, lo llevo haciendo desde hace muchos años, aprendiendo y formándome como profesional y como persona, y creo que es mi tiempo y el de todas las personas que han visto silenciadas sus esperanzas, sus oportunidades y también sus expectativas.
Conozco a la gente de Guadalupe y también sus inquietudes y necesidades. Siempre he participado activamente en la vida social y cultural de nuestro pueblo y me creo conocedor de los entresijos suficientes para abordar propuestas valientes y novedosas, que se expondrán en nuestro programa electoral.
Vengo libre de cargas y sin peajes. Nadie puede decirme que me haya equivocado como alcalde o concejal, o que haya dejado herencia alguna en ninguna parte, al igual que las personas que conforman el equipo. Sencillamente nunca hemos sido cargos públicos ni nada que se le parezca.
Que nadie se moleste en buscarme en caminos intransitables durante este tiempo de campaña, porque sencillamente no lo intentaré. A cada provocación, difamación o calumnia, una propuesta valiente para ganar el futuro a la gente de Guadalupe, el verdadero valor de este pueblo.
Guadalupe no es un pueblo cualquiera, y entre todos debemos contribuir a situarlo en el lugar que le corresponde, con dedicación, trabajo y también con nuestro voto el próximo 24 de mayo.
Me siento orgulloso de tener esta oportunidad y no dejaré de arremangarme para lograr este sueño compartido por muchas personas.
Os invito a que participéis de esta etapa apasionante, que seáis transmisores de lo que os guste y os disguste, y sobre todo a que votéis lo que mejor os parezca y lo que creáis como mejor alternativa. Esa es la grandeza de la democracia.