Querido Teodoro:
Permíteme dedicarte unas cuantas palabras en este espacio personal, donde plasmo mis opiniones y reflexiones sobre los temas que me preocupan, las inquietudes que me rodean y mis sentimientos y emociones acerca de lo que me conmueve cada día.
Me ha pillado de sorpresa tu muerte, aunque tengo que confesar que la última vez que hablé contigo noté algo en tu estado de salud que no me gustaba, aunque quise hacerme caso de tus palabras cuando me decías que te encontrabas bien.
Quiero que sepas que jamás olvidaré nuestras conversaciones, desgraciadamente no muchas, pero si intensas y profundas. Tampoco dejaré de recordar nuestra jornada en Cabañas del Castillo, disfrutando de la sencillez y de lo cotidiano, de lo pequeño y de lo desconocido, siempre bajo el paraguas de tu sabiduría y experiencia, cautivadoras y absolutamente entrañables, fruto de la cercanía y de la bondad que siempre te caracterizó.
Cómo no recordar en estos momentos tristes nuestra jornada en tu casa de Guadalupe, en la Calle de los Alemanes, donde recuperamos unos viejos métodos del maestro Hilarión Eslava, que tu padre Pablo Torrejón y tú mismo usastes para aprender el divino arte de la música y que tuviste a bien regalarme. Desde entonces los conservo como «oro en paño» y forman parte de mi tesoro particular.
Tampoco echaré en el olvido tus sabios consejos y tus recomendaciones, siempre certeras y absolutamente oportunas en cada momento. ¿Y cómo dejar atrás tus confesiones y tus sufrimientos, algunos de ellos provocados por personas que abusando de tu generosidad y de tu nobleza, te hicieron daño hasta el final de tus días? Es imposible.
Quería escribir estas palabras que reflejan mi pequeña experiencia contigo, mis recuerdos y mi cariño. Lástima que haya tenido que ser de esta forma tan injusta y tan puñetera, y que no haya tenido ocasiòn de expresártelo personalmente como merecen personas como tú, pero ambos sabemos que la vida tiene estas cosas y los caminos que cada cual recorre a veces nos conducen a destinos diferentes.
Espero que algún día podamos encontrarnos y recuperar todo el tiempo perdido.
D.E.P.