Frases como «Quien la sigue la consigue», “La unión hace la fuerza”, «El pueblo unido jamás será vencido» y otras del estilo, recobran hoy en nuestro país su significado más profundo, especialmente cuando hemos tenido conocimiento en días pasados de algunos hechos que bien pudieran marcar algún punto de inflexión en el comportamiento de la ciudadanía ante los enormes problemas que en estos momentos tenemos en España, y que cubren un amplio espectro, aunque en buena parte tienen mucho que ver con la crisis económica, la imposición de los mercados y los ajustes que desde la política se han hecho para complacencia de los más poderosos.
El fenómeno Gamonal o los logros de la marea blanca madrileña, en defensa de intereses ciudadanos comunes y la enorme repercusión que ambos hechos han provocado, no sólo en los medios de comunicación sino en todos los ámbitos sociales de la sociedad española -en cierto modo aletargada y apática- ha hecho resurgir el espíritu de lucha desaparecido probablemente desde los importantes movimientos de la plataforma antidesahucios liderados por Ada Colau. Parece evidente que cuando la perseverancia se acompaña de una razón justa, acaba dando sus frutos y creando un cierto efecto dominó que espero acabe contagiando otros muchos ámbitos en los que se hace necesario luchar y combatir con las pocas herramientas que aún nos quedan en la democracia, aunque haya quien incluso pretenda moldearlas a su antojo.
Ante unos sindicatos absolutamente desprestigiados y una clase política en tela de juicio permanente solo resta confiar en la sociedad, en los movimientos sociales que indignados y motivados sobradamente, se ven abocados a tomar la calle y a reivindicar esos derechos y esas libertades que tanto se nos están recortando en los últimos tiempos. No sé si ese es el camino o no, pero al menos creo que esa es la esperanza para muchas personas que se sienten indefensas y dejadas de la mano de Dios.